Jano
   por Guénon, René



"Los Collegia fabrorum rendían un culto especial a Janus, en cuyo honor celebraban las dos fiestas solsticiales correspondientes a la apertura de las dos mitades ascendente y descendente del ciclo zodiacal, es decir, a los puntos del año que, en el simbolismo astronómico al que ya hemos aludido, representan las puertas de las vías celestial e infernal (Janua Coeli y Janua Inferni).

En consecuencia, esta costumbre de las fiestas solsticiales se ha mantenido siempre en las corporaciones de constructores; pero, con el Cristianismo, estas fiestas se identificaron con los dos san Juan de invierno y de verano (de donde la expresión "Logia de san Juan", que se ha conservado hasta en la Masonería moderna), y éste es un nuevo ejemplo de esa adaptación de los símbolos precristianos que hemos señalado en numerosas ocasiones.

De lo que acabamos de referir podemos extraer dos consecuencias que nos parecen dignas de interés.

En primer lugar, entre los romanos, Janus era, como hemos dicho, el dios de la iniciación a los misterios; al mismo tiempo era el dios de las corporaciones de artesanos; y esto no puede ser el efecto de una simple coincidencia más o menos fortuita.

Necesariamente debía existir una relación entre estas dos funciones referidas a la misma entidad simbólica: en otras palabras, era preciso que las corporaciones en cuestión estuviesen entonces, tal como lo estuvieron más tarde, en posesión de una tradición de carácter realmente
"iniciático".

Pensamos por otra parte que no se trata de un caso especial y aislado, y que podrían hacerse en otros pueblos constataciones del mismo género; quizá esto incluso condujera, sobre el verdadero origen de las artes y de los oficios, a puntos de vista completamente insospechados por los modernos, para quienes tales tradiciones se han convertido en letra muerta.

La otra consecuencia es ésta: la conservación, entre los constructores de la Edad Media, de la tradición que antiguamente se relacionaba con el simbolismo de Janus, explica, entre otras cosas, la importancia que para ellos tenía la figuración del Zodíaco, que tan frecuentemente se ve reproducido en el portal de las iglesias, y generalmente dispuesto de forma que fuera más aparente el carácter ascendente y descendente de sus dos mitades.

Hay aquí, a nuestro entender, algo absolutamente fundamental en la concepción de los constructores de catedrales, que se proponían realizar sus obras como una especie de resumen sintético del Universo.

Si bien el Zodíaco no siempre aparece, hay otros símbolos que le son equivalentes, al menos en un cierto sentido, y que son susceptibles de evocar ideas análogas en cuanto al aspecto considerado (sin prejuicio de otros significados más particulares): las representaciones del Juicio final se hallan también en este caso, y también algunos árboles emblemáticos, como ya hemos explicado.

Podríamos ir aún más lejos, y decir que esta concepción está en cierto modo implícita en el propio plano de la catedral..."

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