Catolicismo y Masonería

Agradezco que me hayan invitado a hablar sobre el "Catolicismo y la Masonería" en este importante Centro de Estudios Superiores.

El que un sacerdote católico, profesor de Universidades Católicas, se encuentre en esta Universidad laica de diferente pensamiento, indica una actitud muy distinta de la que ha habido en el pasado en las relaciones Masonería e Iglesia Católica en nuestro país.

Como sabemos, en nuestras relaciones mutuas no han faltado las problemáticas.
Tal vez este hecho de encuentro sea un signo de los tiempos que nos lleve a vivir el futuro de una forma más positiva.
¿No habremos  desperdiciado nuestras fuerzas en nuestras luchas comunes en lugar de proyectarlas en forma unida para construir un mundo mejor y una sociedad con menos problemas?.

Empecé a escribir esta Conferencia la semana pasada en Roma al terminar mi participación en el Congreso Internacional sobre "Libertad Religiosa y Ordenamientos Democráticos, Criterios para una legislación".
Pensé y escribí con el deseo de que lo que diga tenga la sabiduría y prudencia de mi Iglesia Católica.

No todo lo que podemos decir sobre la Iglesia católica y la Masonería es agradable.  Optamos por ser sinceros y presentar la verdad objetiva.

Las relaciones mutuas tienen que construirse desde las propias identidades de pensamientos y con el deseo de buscar la verdad.  Somos conscientes que el estudio de la Masonería es difícil y complejo. Aquí vamos a presentar solamente algunos aspectos que consideramos es importante señalar. Son sólo una parte de los estudios realizados.

I. DIFICULTADES DEL CONOCIMIENTO

Hemos investigado bastante el tema de la Masonería. Sin embargo, cuando un católico quiere realizar un estudio profundo de esta filosofía y organización, se encuentra con la dificultad de la pluralidad, con las diferentes visiones y presentaciones y con aspectos que son ocultos.  Para respetarnos es importante conocernos, pero el conocimiento de lo que es la Masonería o las Masonerías no es fácil para nosotros.

Cuando escribí mi libro para el Consejo Episcopal Latinoamericana (CELAM) Sectas y otras doctrinas en la actualidad añadía "otras doctrinas" para colocar en este apartado a algunos grupos especiales, el primero de los
cuales fue la Masonería.  He aquí algunas de nuestras dificultades concretas.

1. EL ORIGEN Y LAS DIFERENTES MASONERIAS

Nuestras dificultades comienzan cuando miramos a los orígenes, ya que se nos dicen cosas diversas respecto de este.  Algunos autores lo sitúan en los comienzos de la antigüedad oriental; otros, admiten que su fundador fue Hiram Abif, arquitecto del templo de Salomón, quien habría sido masón; otros más, dicen que se deriva de corporaciones de operarios creados por Numa, en el 715 a.C.  Cierto autor masón afirmó que "Jesús usó muchas enseñanzas masónicas en su doctrina y que el origen de la masonería se pierde en la noche de los tiempos...".

Hay un autor que investigando el origen de la Masonería en 309 obras encontró 39 opiniones diferentes.  Supongo que los historiadores masones serios y competentes tendrán mayor claridad.

Para los que no somos especialistas en este campo nos agrada cuando se nos presenta a la Masonería como una Corporación Medieval de trabajadores de la piedra y constructores de catedrales.

La fase operativa de la Masonería en que se reunían los canteros o albañiles que construían los templos y edificios públicos de la Edad Media con sus auxiliares directos, sirvientes y aprendices nos parece una organización interesante e importante.
Sus tres grados fundamentales de aprendiz, compañero y maestro se podría proyectar en una actuación eficiente.

Nuestra visión es diferente cuando nos encontramos con la Masonería especulativa del renacimiento en que el arte gótico es reemplazado por el arte renacentista. Entonces los constructores se preocupan del templo alegórico que es el hombre mismo. Esta fase especulativa llevó a la Masonería por caminos muy diferentes a los de su origen primero.

La relación con el catolicismo también fue muy diferente.

Evidentemente que el catolicismo no puede tener la misma actitud ante Masonerías como la que llega a mediados del siglo XVIII a Brasil con ideales cívicos y religiosos elevados, que con las Masonerías anticlericales y anticatólicas.Somos conscientes que muchas de las cosas que se han dicho del origen de la Masonería y de sus acciones hay que demostrarlas y no aceptarlas en forma acrítica. Pero también hay líneas masónicas que conocemos y que tenemos que juzgarlas en forma diferenciada.

Para nosotros es diferente la Masonería Inglesa que proviene de albañiles que se organizaban, aquella "Libre Masonería (The Free Masons). Nos llama la atención aquella logia simbólica que se reúne el 24 d junio de 1717 y toma a San Juan Bautista como patrono de la Masonería Inglesa. Entre los miembros se reconocían hermanos los que con la razón combatían la ignorancia y la superstición. Con un concepto abstracto de libertad y de fraternidad moral querían contribuir a reavivar el amor fraterno entre los hombres. Esta Masonería era deísta y tiene ritos solemnes y símbolos:
escuadra, compás, etc.

Diferente es la Masonería Francesa y las líneas que proceden de ella, las que se colocan en la perspectiva del materialismo iluminístico y del racionalismo enciclopédico y que asume una organización jurídica en París en 1743. Esta fue la que luchó abiertamente contra la figura del Papa y la Iglesia católica.

Aún siendo diferentes, la Masonería de inspiración Inglesa y Francesa no pudieron ser aceptadas por la Iglesia católica; su concepto de religión general y natural no se pudieron conciliar con el concepto de religión particular y revelada que tienen los cristianos.

Es diferente el concepto de universalidad que tiene la Masonería y la Iglesia católica. Ante las acciones que se produjeron, debido a sus concepciones filosóficas, a su ocultismo, su concepto moral, su organización y acciones históricas anticlericales y contra la Iglesia católica es lo que llevó a las muchas condenaciones que se han dado. Existen varios documentos que dan testimonio de la postura de la Iglesia católica.

2. ALGUNAS PREOCUPACIONES

Las Masonerías no quieren ser llamadas religiones, sino una filosofía. La Iglesia católica se declara religión cristiana y católica, es decir religión universal, con sentido de totalidad. Su Maestro es Cristo, Dios y hombre verdadero.

Reconocemos que la Masonería tiene lemas bellos: la igualdad, pero esta no siempre la vemos en su práctica; la libertad, la que no comprendemos que se pueda vivir cuando se dan pasos a un grado desconocido; la fraternidad que tal vez sea importante entre los miembros de la Masonería, pero no para con todos.

Es importante que la Masonería sea una organización de hombres con inquietudes intelectuales, interesados por un humanismo de fraternidad, dispuestos a respetarse.

El problema es cómo se realiza todo esto. Hay ritos de iniciación, juramentos y secretos que no logramos compaginar con el pensamiento masónico.

Los católicos nos encontramos con Masonerías distintas.

Además de la Inglesa (York) y francesa de las que ya hemos hablado, también están las corrientes que provienen de la escuela Escocia y de la escuela Americana de Massachusetts.

Cuando un pequeño grupo de Chile nos dice que no pertenece a la Masonería de Chile nos complica en nuestra visión y relación. Supongo que estos son casos aislados.

En cuanto al método pensamos que es sustancialmente el mismo para todas las Masonerías, pero vemos resultados diferentes entre obediencia y obediencia, entre ritos y ritos, países y países, épocas y épocas.

Respecto del diálogo la Iglesia católica desea relacionarse con personas y no con métodos u organizaciones. Por ejemplo no dialogo con el Islam, sino con miembros de esta religión. Desde aquí se comprenderán mejor las relaciones con la Masonería. Para la Iglesia católica no es lo mismo la Masonería Regular que es más ortodoxa, teísta y apolítica, que la Irregular que es heterodoxa, agnóstica y política.
 

II. EL PROBLEMA DE LA EXCOMUNION

Como es muy conocido el Código de Derecho Canónico de 1917 en su Canon 2335 dice que los que dan su nombre a la Masonería u otra asociación del mismo género, "que maquinan contra la Iglesia o contra las potestades civiles legítimas, incurren ipso facto en excomunión simplemente reservada a la Sede Apostólica".

Reconocemos que este Canon ha producido especiales problemas entre la Masonería y la Iglesia católica. Dudamos de que siempre se haya entendido bien. Ya el canon 684 pide a los fieles católicos huir de las asociaciones secretas. Ciertamente esta fue la legislación general.

No podemos detenernos a hacer una hermenéutica amplia. La misma explicación del canon 2335 afirma que para la excomunión se requiere dar el nombre o inscribirse y que el fin total o parcial de la asociación sea maquinar contra la Iglesia.

Hay varios documentos que afirman que las logias que no son anticatólicas y anticlericales no incurren en excomunión. La relación de católicos con este tipo de Masonería puede ser diferente.

Diferente fue también la actitud del Concilio Vaticano II y el Código de Derecho Canónico de 1983 que ya no tienen referencias a la Masonería, ni condenaciones. El código habla sólo en general sobre asociaciones que conspiran contra la Iglesia católica.
 

III RESULTADO DE UN DIALOGO

Entre la Iglesia católica y la masonería se han mantenido conversaciones oficiales entre los años 1974-1980, por encargo de la Conferencia Episcopal Alemana.

En el curso de aquellas, se ha tratado de constatar si la masonería ha experimentado cambios a lo largo del tiempo, tales que consientan a los católicos pertenecer a ella actualmente.

Las conversaciones se han desarrollado en clima de cordialidad y con gran franqueza y objetividad.

Se han estudiado los tres primeros estadios (grados) de pertenencia a la Masonería.

Después de un atento examen de estos tres estadios primeros, la Iglesia Católica ha constatado que existen contrastes fundamentales e insuperables.

En su esencia, la masonería no ha cambiado. Por tanto no es compatible la pertenencia a la Iglesia católica y a la Masonería. Las razones son:

El relativismo y el subjetivismo son convicciones fundamentales en las actitudes masónicas.

El concepto masónico de verdad niega rotundamente la posibilidad de un conocimiento objetivo de la verdad.

El concepto masónico de religión es relativo: todas las religiones serían ensayos para expresar la verdad sobre Cristo.

El concepto masónico del Gran Arquitecto del Universo es deísta, un Dios que no sería un ser personal, sino más bien neutral, un "algo".

El concepto masónico de Dios no admite la posibilidad de una verdadera revelación o automanifestación de Dios.

El concepto masónico de tolerancia no se relaciona solamente con las personas sino también con las ideas, aunque sean contradictorias.

Los rituales masónicos dan la impresión de ser, pero no son sacramentos.

El concepto masónico sobre el hombre perfecto: lo que vale no es la gracia sino la virtud, y ésta en un sentido de autorredención que no deja lugar para la doctrina cristiana sobre la justificación.

La espiritualidad masónica pide a sus adeptos una total y exclusiva pertenencia, dedicación y entrega, que ya no deja lugar para las exigencias espirituales de la Iglesia".

A estas conclusiones se llegó después de un diálogo con la masonería amiga de la Iglesia. Existen otras opiniones que están en la misma línea. Y, por otra parte, está la postura histórica expresada en los documentos de la Iglesia
 

IV. DECLARACIONES DE 1983

El Concilio Vaticano II aportó la Declaración sobre la libertad religiosa (1965). Hubo muchas personas que vieron en el ejercicio de esta libertad religiosa una base para una mejor relación y acuerdo de la Iglesia católica y la Masonería. El Concilio valoró la dignidad del hombre, pero no renunció a la verdad objetiva. De hecho condena lo que considera son errores (GS 29). Exhorta al respeto y amor al hombre, pero no reconoce las doctrinas que están en contra de la fe.

Por otra parte, como ya dijimos, el nuevo Código de Derecho Canónico no menciona expresamente la Masonería.

En este contexto se le preguntó a la Congregación de la Doctrina de la Fe si había cambiado la opinión de la Iglesia católica y si esta pudiese tener ahora unas relaciones diferentes con la Masonería.

La Congregación respondió con la Declaración sobre la Masonería del 26 de noviembre de 1983 diciendo:

"No se ha cambiado el juicio negativo de la Iglesia respecto a las asociaciones masónicas, porque sus principios siempre han sido considerados irreconciliables con la doctrina de la Iglesia; en consecuencia, la afiliación a las mismas sigue prohibida por la Iglesia. Los fieles que pertenezcan a asociaciones masónicas se hallan en estado de pecado grave y no pueden acercarse a la santa comunión".

No compete a las autoridades eclesiásticas locales pronunciarse sobre la naturaleza de las asociaciones masónicas con un juicio que implique derogar cuanto quedó arriba establecido, y esto en relación con la Declaración de  esta Congregación del 18 de febrero de 1981 (cf. AAS 73/1981, 240-241).

Luego se añade que el Sumo Pontífice Juan Pablo II ha aprobado dicha Declaración y ha ordenado su publicación.

Posteriormente en 1985 la Congregación para la Doctrina de la Fe clarifica que el juicio anterior sobre la Masonería ha estado basado en múltiples razones prácticas y doctrinales.

Se dice que en el fondo hay ideas filosóficas y concepciones morales opuestas a la doctrina católica; esto viene esencialmente de un naturalismo racionalista.

Por lo mismo se sigue con la convicción de que no se pueden reconciliar los principios de la Masonería con los de la fe cristiana, la que tiene sus exigencias morales.

Para un cristiano católico todavía no es posible vivir su relación con Dios en una doble modalidad: en forma humanitaria supraconfesional y en una forma interna cristiana. El católico tiene una fraternidad cristiana. No puede admitir que es un profano.

La Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe no desconoce los esfuerzos hechos por aquellos que han establecido diálogos con representantes de la Masonería.

Así están en este momento las relaciones Iglesia católica y Masonería. ¿Qué hacer en el futuro?.
 

V. POSIBILIDADES DE UN DIALOGO FUTURO

Cada día nos encontramos más con el otro; este encuentro no es dialéctico para afirmar mis ideas y oponerme a las del otro; es principalmente dialogal, ya que lleva a cada uno a tomar conciencia de sí y realizar positivamente el diálogo; el otro es un "tu" y no un "no yo".

No se dialoga solamente sobre objetos. Como nos diría Martín Buber el hombre se relaciona con las cosas; entonces hay una relación sujeto-objeto y esto constituye el ello.

Pero la relación más importante es la de sujeto-sujeto que es la relación entre hombres y hombres, la relación entre yo-tú, relación de persona a persona, de hermano a hermano. Se trata de un encuentro de autenticidad, encuentro directo.

En este encuentro es más importante la persona que las ideas. Cada uno debe entrar en el mundo del otro. Sólo así se le entiende. En esta relación yo-tu hay que integrar el yo-ello, es decir, todo lo que pertenece, o implica nuestros pensamientos. Todo esto con el fin de encontrarnos en el "Tu eterno de Dios".

A la luz de lo que dijimos, se observa que ha preocupado mucho la actitud de la Iglesia católica con la Masonería, pero también debe preocupar la actitud de esta con dicha Iglesia. La relación, el diálogo y encuentro es algo que atañe a las dos instituciones. Paro la Iglesia sería importante que la Masonería cambiara algunos de los pensamientos indicados, que son obstáculo para un encuentro mutuo. Así las relaciones serían diferentes.

1. Características de nuestro diálogo

Pensamos que este diálogo debe colocarse en la dimensión constitutiva del ser humano que tiene manifestaciones individuales y sociales. No debe ser sólo individual. Algunas de las características de este diálogo podrían ser:

1° Interior: ha de estar presente en el interior de la persona y crecer; este diálogo nos lleva a interrogarnos sobre nosotros mismos, a dar pasos; cuando se va cambiando, creciendo, es señal de vida; desde el santuario de nuestra persona nos abrimos a los demás. Para el diálogo es importante que se parta del corazón del hombre y que el acto que realicemos sea verdaderamente personal. En este diálogo no debemos mirar sólo hacia atrás, sino hacia arriba (al trascendente) y hacia el lado y adelante donde están los otros. En este sentido el diálogo es plegaria y comunión.

Nuestro diálogo exige magnanimidad, serenidad y humildad. Esto nos llevaría a reconocer nuestras fallas históricas y corregirnos de nuestros errores.

2° El diálogo es abierto: Dentro de lo posible hay que estar abiertos al otro, a su pensamiento, el que debo conocer. Desde aquí se ve lo que es posible aceptar o no. Quedándose en un monólogo no se logra nada.

En este sentido a la Iglesia católica le preocupan los aspectos ocultistas y secretos de la Masonería. Esto no lo vemos como apertura.

3° Es profundo: Se empeña en cosas importantes y va a lo profundo, a la esencia de los problemas. Por lo mismo este diálogo no debe ser sólo tolerancia, simpatía que nos mantiene en la superficialidad. El sentido de la vida, el fin de esta, la verdad han de ser temas de preocupación mutua.

Somos conscientes que entre Iglesia católica y masonería hay diferentes concepciones de verdad. Sería necesario discutir este problema.

4° Es crítico: Nuestras actuaciones históricas no siempre han sido las mejores. La autosuficiencia, el creernos superiores, el imponer por la fuerza nuestras ideas y doctrinas son hechos que se han dado y que tenemos que reconocer con sinceridad y humildad. También tenemos que estar dispuestos a que algunos hechos no vuelvan a repetirse. Para un verdadero diálogo es necesario ser críticos y autocríticos y tener la capacidad de cambiar.
 

2. Pilares del diálogo

Como ya afirmamos, el hombre actual es considerado por naturaleza un ser "dialogal". Este diálogo se considera necesario para vivir y convivir. Con él se enfrenta mejor el futuro.

Pensamos que para que el diálogo sea verdadero y profundo necesita estar anclado en buenas bases. Así dará frutos. Proponemos los siguientes pilares:

1° Reciprocidad.

Para que el diálogo sea efectivo se requiere reciprocidad entre los interlocutores y que estos tengan formación y competencia. Esta reciprocidad abarca los derechos y deberes de los participantes que se sientan en torno a la misma mesa.

El diálogo es un proceso entre personas que saben que no están totalmente de acuerdo. Sin embargo se desea respetar las diferencias y colaborar en preocupaciones comunes, que son muchas. Esto supone estar dispuestos a aprender algo del otro, a aportar, a colaborar.

El intercambio mutuo y la reciprocidad nos ayudarán en nuestras relaciones. También la mutua transparencia. En el diálogo todos tenemos dignidad, derechos y deberes. Ciertamente existen diferencias, pero estas hay que verlas desde el mismo nivel. No se trata del "otro" enemigo con el que polemizo, sino de un interlocutor.

2° Amor a la verdad

Ya Santo Tomás de Aquino defendió que todos tenemos relación con lo que se puede llamar la Verdad primera o suprema o realidad fundante. Por otra parte hay que suponer que todos buscamos la verdad y el bien.

En el diálogo debemos examinar nuestra verdad y conocer lo que los otros consideran su verdad. También será importante el respeto, la disponibilidad, simpatía entre los interlocutores, la capacidad de relaciones y de escucha; todas estas y otras actitudes humanas nos ayudarán.

En la constitución del ser humano, ser en relación con los demás está presente la tendencia al diálogo y a la verdad.

Tal vez por este camino católicos y Masonería pudiesen resolver su diferencia sobre la verdad, el concepto de religión, de hombre, fraternidad, etc. Al menos debo conocer al otro para entenderlo y respetarlo.

3° Convergencia

No obstante las dificultades que todavía existen entre Iglesia católica y Masonería, conforme lo hemos presentado, la situación de relación ya no es tan polémica como en el pasado.

En el futuro podría ser mejor. Para ello es necesario dar pasos en el camino de conocimientos, respeto y colaboración.
 
 

VI. PALABRAS FINALES

¿No habremos enfrentado inadecuadamente las relaciones Iglesia católica y Masonería? Pareciera que las problemáticas han estado especialmente en torno a la doble pertenencia y a la doctrina, aunque se haya dicho que la Masonería no es ni una religión, ni una doctrina, sino un método, una forma de trabajo.

Se insiste mucho en el hecho de ser católico y masón.

Esto ya hemos visto que no ha sido posible y no lo será si permanecen las doctrinas, ritos y actitudes tal como han estado.

Otra posibilidad diferente es que el masón sea masón y el católico sea católico y que exista entre ambos respeto y fraternidad.

En cuanto a los diálogos que se han planteado se han dado principalmente a nivel doctrinal y no han resultado.

Pero hemos olvidado otro tipo de diálogos como el diálogo de la vida por el que somos capaces de vivir juntos, de compartir penas y alegrías, los problemas y preocupaciones del otro; y el diálogo de las obras por el que podemos colaborar en la acción y lo social. Masonería e Iglesia católica podrían unir fuerzas en favor de la justicia, la paz, la dignidad de las persona, la libertad y la pobreza.

Tenemos el desafío de construir un mundo, una sociedad mejor.

P. Francisco Sampedro, C.M.