El Papa Clemente V quiso
salvar de la hoguera a los Templarios
Agencia EFE
Clemente V absolvió de herejía a los Templarios, que habían sido denunciados por
la Inquisición francesa a instancias de Felipe IV, quien estaba celoso de su
poder económico. Los absolvió, como demuestra el documento hallado en el
Vaticano por unos historiadores, aunque permitió su disolución y la ejecución de
sus dirigentes y seguidores.
CIUDAD DEL VATICANO.
La sentencia de absolución, de cuya existencia se sospechaba, ha sido finalmente
localizada por la medievalista italiana Bárbara Frale y es reproducida en
exclusiva en el último número de la publicación de estudios históricos y
arqueológicos «Hera».
El documento, que se creía perdido cuando los Archivos Vaticanos fueron llevados
a París en época de Napoleón, es un pergamino de más de un metro de longitud en
el que se recoge el interrogatorio al que sometieron los enviados papales al
Gran Maestre Jacques de Molay y a otros jefes de la Orden recluidos en la cárcel
de Chinon (Francia).
En el texto, De Molay se defiende de acusaciones de herejía, sodomía y
bestialismo hechas por la Inquisición francesa y que los miembros de la orden
habrían confesado bajo tortura. Apoyado en la presunta existencia de estos
delitos, el monarca francés había ordenado en 1307 la detención de todos los
responsables del Temple, sin el conocimiento de la Santa Sede.
Prueba irrefutable
Según el pergamino recuperado, el Papa concedió la completa absolución a los
Templarios, que admitían algunos «excesos» y prometían restablecer la disciplina
entre sus filas. Según subrayó el director de «Hera», Adriano Forgione, se trata
de una «prueba irrefutable de la inocencia de los Templarios» y de la postura
oficial de la Santa Sede, partidaria del perdón y de reintegrar la Orden al seno
de la Iglesia. Sin embargo la Santa Sede sucumbió a las presiones del poderoso
monarca francés, que había amenazado
con un cisma y con deslegitimar a Clemente V, por lo que el documento permaneció
oculto hasta ahora, añadió Forgione.
El hallazgo de la profesora Frale, que trabaja en la Escuela Vaticana de
Paleografía y que será recogido en un libro de próxima publicación, aclara cómo
el Papa optó por acceder a la desaparición de la Orden del Temple como un «mal
menor», en uno de los periodos históricos más difíciles para la Iglesia
católica. A pesar del intento mediador de los enviados eclesiásticos, De Molay y
un gran número de sus seguidores fueron enviados a la hoguera acusados de
sacrilegio y de prácticas satánicas. La Orden fue
finalmente suprimida en 1312 y sus propiedades asignadas a sus rivales, los
Caballeros Hospitalarios, aunque la mayor parte de aquéllas se las apropiaron
Felipe IV y Eduardo II de Inglaterra.
Los Templarios, una institución religiosa de corte militar, había surgido a
comienzos del siglo XII para escoltar y proteger a los peregrinos que iban a
Tierra Santa y llegó a adquirir un gran poder.La Orden debe su denominación al
hecho de que la primera sede que ocuparon en Jerusalén se encontraba adyacente a
un edificio conocido en la época como el Templo de Salomón.
Sus fundadores fueron, en 1119, dos caballeros franceses, Hughes de Payns y
Godofredo de Saint Omer. Aunque su objetivo original fue el de proteger a los
cristianos que acudían a tierras de Palestina tras la primera Cruzada, la Orden
adquirió un gran poder económico y llegó a convertirse en una importante
instituto de crédito gracias a su considerable fortuna.
Fue la envidia causada por esta misma riqueza la que precipitó el fin de la
Orden, en medio de las intrigas de la nobleza y los monarcas europeos. El
documento ahora descubierto, celosamente guardado en los Archivos Vaticanos,
arroja una nueva luz sobre la responsabilidad de la Iglesia y del Papa Clemente
V en el polémico proceso inquisitorial que condujo a la hoguera a los
Templarios.
Hermes
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