En un documento fechado el pasado
30 de julio y dado a conocer recién esta semana, Mons. Jorge Livieres
Banks, obispo de Encarnación recordó a las autoridades de la Universidad
Católica que de tenerse la certeza de que un catedrático de la
institución pertenece a la masonería, debe ser excluido de la docencia
de la UC.
Con gratitud profunda al Señor, que a través del Espíritu Santo guía a
su Santa Iglesia, hemos recibido la noticia de que la Conferencia
Episcopal de nuestro país reafirmó la inconciliabilidad entre la
pertenencia a la Iglesia y a la Masonería.
"No se puede ser masón y católico al mismo tiempo, y aunque se han
suavizado las relaciones, la masonería es inconciliable con la fe
cristiana".
Especifica con claridad:"cuando existen rumores que un docente es
masón y este no lo admite de manera clara, se le debe pedir una
declaración formal escrita que niegue su pertenencia a una logia
masónica".
Finalmente en la Universidad Católica y Colegios Católicos, la
limpieza será general y comenzará a brillar con claridad la identidad y
la razón de la existencia de la misma universidad o los colegios: formar
hombres con una identidad bien definida. Lo importante es comenzar a
reafirmar los principios y después trabajar seriamente a nivel
educativo.
Muchos se preguntarán ¿porqué la Iglesia afirma que la masonería y la fe
son inconciliables? ¿porqué un masón no puede enseñar en una universidad
católica?.
1)
La inconciliabilidad entre pertenencia a la Iglesia y a la
masonería es estructural al contenido mismo de ambas propuestas.
La iglesia es la contemporaneidad de Cristo hoy. Cristo, el rostro
misericordioso de Dios encarnándose revela al hombre el misterio
de Dios como Padre.
La masonería por el contrario, no sólo no reconoce el Misterio de Dios
como un Dios personal, trinitario, creador que reveló a sí mismo en
Cristo, sino que lo reduce a un Gran Arquitecto que diseñó el mundo y
nada más.
Son dos posturas opuestas; por ende, un hombre sano o acepta uno y
rechaza lo otro, pero no puede pretender conciliar dos posturas
antitéticas por el principio de no contradicción.
2)
Para los católicos, es decir, para los hombres que reconocen la
universalidad del Acontecimiento Cristiano, vivo hoy en la realidad
física de la Iglesia, el fundamento de la moral es el reconocimiento de
la propia pertenencia a Cristo.
Podemos decir sintéticamente: "Yo soy Tu que me haces". Para los
masones, el principio ético nace de una obediencia a las leyes
naturales, investigadas, establecidas por el Gran Arquitecto.
Por ende, mientras en la experiencia cristiana la conciencia
racionalmente evidente de la propia estructural debilidad, de la
propia incapacidad al bien, reconoce en Cristo al único salvador, el
cual entregó su vida, en la masonería, el principio ascético es el
propio compromiso, la propia capacidad; es decir, el orgullo: el hombre
puede.
Una postura totalmente irracional que, como un ciego, no quiere
reconocer la impotencia humana a vivir de modo humano, aquella
impotencia subrayada en todas las religiones y bien sintetizada en la
frase de Ovidio: "Veo lo que es bello y hago lo peor".
3)
Para la masonería no existe la conciencia del pecado original que
también para los "ateos" serios es la hipótesis más razonable que
existe, para explicar el mal que hay en el mundo. Obviamente
negando el pecado original, es decir, todo el Misterio de la
creación, es evidente la negación de la Encarnación y de la Iglesia.
4)
Para la masonería, la razón y la fe son incompatibles, mientras
para nosotros, razón y fe son las alas que le permiten al hombre
volar, es decir, poder conocerse a sí mismo y dar un significado a la
propia vida.
Para nosotros la razón es como una ventana abierta al Infinito, una
ventana que permite al hombre mirar la realidad según la totalidad de
los factores que la componen y por ende, lo que mueve la razón es la
categoría de la posibilidad.
Para la masonería, la razón es como una pieza cerrada:
existe solamente lo que el hombre sensitivamente puede comprender y
conocer.
La realidad es negada siendo negada la categoría de la posibilidad y por
ende la posibilidad que Dios se haya hecho carne y viva hoy en la
Iglesia.
Esta postura es el motivo del odio a la Iglesia, un odio que en el
pasado ha llegado a organizar campañas violentas contra la experiencia
cristiana, como por ejemplo en México y mucho antes en el odio a la
Compañía de Jesús.
5)
Hoy en día la masonería se presenta como un lobo vestido de
cordero.
Su batalla no es más con el odio, es una batalla light.
Transparencia Internacional y sus diferentes hijos: club de leones,
rotary club, etc, etc todas asociaciones "benéficas", filantrópicas,
paladines de la filosofía de los valores, de una ética y orden
medieval, son las terribles uñas a través de las cuales vaciar de
contenido el cristianismo.
Hoy el odio a la Iglesia es más fuerte que en el pasado, pero es un odio
que no se expresa más como lucha directa contra la iglesia, sino en la
tentativa soft de vaciarle de su contenido. La masonería es el
cimiento de lo que hoy se intenta construir: una gran y única religión
universal que tiene como denominador común un conjunto de valores
establecidos por el poder dominante.
En toda su historia, la masonería tiene un sólo enemigo: la Iglesia
Católica, que es el único baluarte de defensa contra el luciferino
proyecto de conquistar el mundo con la ética de los
valores en sentido único: libertad, igualdad y fraternidad.
Para terminar quiero proponer la belleza conmovedora del testimonio
que Soloviev, el gran escritor ruso en su libro "El anticristo", pone
en boca del staretz Juan cuando a la pregunta del emperador:
"¿Cuál es la cosa más querida que ustedes los cristianos tienen?";
responde: "Cristo mismo y todo lo que deriva de Él".
Este es el motivo del odio masónico a la Iglesia, vulgar y rabioso
como antes o light como hoy.
Creo que es suficiente para comprender porqué un masón no puede
enseñar en una institución católica. Es una cuestión de defensa
del principio de libertad.

regresa a la
pagina principal