Excomunión del cura Hidalgo |
NOS, LOS INQUISIDORES APOSTOLICOS CONTRA LA
HERÉTICA, Pravedad y Apostasía, en la Ciudad de México, Estados y
Provincias de esta Nueva España, Guatemala, Nicaragua, Islas Filipinas,
sus Distritos y Jurisdicciones, por Autoridad Apostólica, Real y
Ordinaria, etc., La autenticidad de los lugares sagrados de que consta esta verdad. Habéis hablado con desprecio de los Papas y del gobierno de la Iglesia, como manejado por hombres ignorantes, de los cuales, uno que acaso estaría en los infiernos, estaba canonizado. Aseguráis que ningún judío, que piense con juicio, se puede convertir, pues no consta la venida del Mesías, y negáis la perpetua virginidad de la Virgen María. Adoptáis la doctrina de Lutero, en orden a la Divina
Eucaristía y a la confesión auricular, negando la autenticidad de la
Epístola de San Pablo a los de Corintio, y asegurando que la doctrina del Evangelio de este Sacramento está mal entendida, encuanto a que creemos la
existencia de Jesucristo en él... tenéis por inocente y lícita ...
(palabra ilegible) ... la fornicación ... (ilegible) ... Que circula dicho Edicto en todo el Reyno, para que todos los fieles y católicos habitantes sepan, que los promotores de la sedición e independencia, tienen cor Corifeo a un Apóstata de la Religión a quien igualmente, que al Trono de Fernando Séptimo, ha declardo la guerra. Y en el caso de no comparecer, se os siga la causa de rebeldía, hasta relaxación en Estatua. Y Nos, visto su pedimento ser justo y conforme a derecho y a la información que contra vos se ha hecho, así del delito de Herejía y Apostasía, de que estáis testificado y de la vil hipocresía con que eludisteis nuestro zelo, y os habéis burlado de la Misericordia del Santo Oficio, como de la imposibilidad de citaros personalmente por estar resguardado del ejército de insurgentes que habéis levantado contra la Religión y la Patria, mandamos dar y dimos ésta nuestra carta de citación y llamamiento por la cual os llamamos y citamos, para que desde el día en que fuere introducido en los Pueblos que habéis sublevado, hasta los 30 siguientes, leída y publicada en la Santa Iglesia Catedral de esta Ciudad, Parroquias y Conventos, y en la de Valladolid y Pueblos fieles de aquella Diócesis, comarcamos de los de vuestra residencia parezcáis personalmente en la Sala de nuestra Audiencia, ante Nos, a estar a drecho con dicho Señor Inquisidor Fiscal, y os oiremos y guardaremos justicia; en otra manera, pasado el sobredicho término, oirémos al dicho Señor Fiscal y procederemos en la causa sin llamaros ni citaros, y se entenderán las siguientes providencias, con los estrados de ella hasta la sentencia definitiva, pronunciación y ejecución de ella inclusive, y os parará tanto perjuicio, como si en vuestra persona se notificara. Y mandamos que esta carta se fixe en todas las Iglesias de nuestro Distrito, y que ninguna persona rasgue, ni chancele, ni quite, baxo la pena de Excomunión Mnayor y de quinientos pesos aplicados para los gastos del Santo Oficio y de las demás que imponen el derecho canónico y Bulas Apostólicas contra los fautores de herejías; y declaramos incursos en el crimen de fautoría y en las sobredichas penas, a todas las personas, sin excepción, que aprueben vuestra sedición y reciban vuestras proclamas, mantengan vuestro trato y correspondencia espitolar, y os presten cualquier género de ayuda y favor, y a los que no denuncien y obliguen a denunciar a los que favorezcan vuestras ideas revolucionarias, y de cualquiera modo las promuevan y propaguen, pues todas se dirigen a derrocar el Trono y el Altar, de lo que no dexa duda la errada creencia de que estáis denunciado, y la triste experiencia de nuestros crueles procedimientos, muy iguales, así como la Doctrina, a los del pérdido Lutero en Alemania. En Testimonio de lo qual, mandamos dar y damos la presente firmada de nuestros nombres, y sellada con el sello del dicho Santo Oficio, y refrendada de uno de los Secretarios del Secreto de él. Dado en la Inquisión de México, y
Sala de Nuestra Audiencia, a trece días del mes de octubre de mil
ochocientos diez.
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